lunes, 19 de noviembre de 2007

Soledad

No puedo respirar, no puedo ni hablar,
tan solo un poco de bebida transparente,
¿Conoces su sabor? es como un beso
lleno de sinceridad, que te envuelve en
sentimientos ocultos y que nunca pensaste
volver a encontrar.
A mi lado, encuentro otro acompañante,
un asesino brutal, silencioso y lleno de maldad,
lo respiro sin dudar, me lleno de él.
Su mirada fría debería asustarme, mas no lo hace,
le llamo a mi lado y me dejo atrapar.
Hoy te vi partir, decidida y sin ninguna mirada
ni ninguna palabra, no estabas muerta, lo se,
mas poco faltaba para sentirlo así.
Di media vuelta, decidido a no volver mi mirada
hacia ti, ¿Acto de vanidad? no lo creas.
Caminé un largo sendero de vuelta al nido
donde siempre encuentro un poco de paz,
una paz sin fundamentos, que mas que silencio
escucho la agonía de mi conciencia, quien aun
despierta a la media noche para hacerme llorar,
para hacerme gritar y no dejarme descansar.
¿A donde voy a llegar? Que absurda pregunta,
que torpe me he vuelto con los años, si yo mismo
conozco la respuesta: Estoy en el sinuoso juego
que se llama vida, y por lo tanto, desde que nací camino
directamente hacia la muerte. No hay mas.
Sin embargo me detengo a pensar, renuevo un poco
de mi antigua frialdad, aquella que he perdido en
tu recuerdo constante... nada puede ser tan malo
¿O si? no derrames lagrimas por nada, son valiosas
cuando requieres un poco de desahogo en esas
noches frías.
Sonrisa malévola... es esa la que se dibuja en mi rostro
al ver, que no hay mas que un viento helado
que perfora mis ropas, llega hasta mi piel y se adentra
a mi corazón, congelando su débil palpitar.
Te amaré, Oh soledad, aun que me desgarres,
porque eres tu mi única Verdad.
Te amaré, sobre mi vida misma, aun que me destroces
el corazón.

Y de nuevo en la noche, una musa se vuelve a siucidar.

viernes, 2 de noviembre de 2007

No Lo Pude Evitar

No fue mi intención besarte,
pero tus labios rozaron los míos
y no lo pude evitar…
Que puedo hacer yo, triste mortal
esclavo de mis sensaciones
y de alguna otra perversidad…

Tampoco fue mi intención lastimar,
pero tu corazón alcanzó al mío,
y no me pude negar…
que hoy te miro y me desvelo
por no perderme un solo segundo
de tu aliento al respirar…

Te entregué lo que soy,
como ofrenda sagrada…
ofrecí un poco de amor
de este frío corazón
y tu respondiste a él…
Lo siento… pero no fue mi intención…
no lo pude evitar…

lunes, 8 de octubre de 2007

Lady Night

Es la luna, la flor mas hermosa
Plantada en el infinito jardín
Del edén.
Es la amante de insaciable calor
Que me observa desde su lecho
Eterno.
Me llama para alojarme a su lado
Por la media noche cuando los sueños
Se vuelven imposibles.
Me toma de la mano y me arrastra
Hasta su lado, donde yacemos juntos
En el lecho eterno.
Nos revolcamos cual animales terrestres,
Pecando infinitamente de la misma manera
En que los dioses nos enseñaron a hacerlo.
Es la luna la flor mas hermosa
Plantada en el omnipotente jardín
Del edén.
Es ella quien me abandona
Al amanecer, cual vil ramera a
Mitad de turno.
Y soy yo quien la extraña y
La adora desde una tumba mortal,
Donde el tiempo pasa sin treguas
Ni remordimientos.

lunes, 1 de octubre de 2007

Tus Dedos De Algodón

La lluvia cae sobre mi rostro,
insensible y frío, te miro
por entre las gotas que caen,
tan hermosa que te ves tú.
En tus palabras hay amargura,
un poco de odio y quizás algo de pasión...
Pero no encuentro nada mas
que un triste adiós.
Me he dejado acariciar, por
tus suaves dedos de algodón
y después de ello dejé de sentir,
deje de llorar, ya nada es igual.
No se a quien culpar,
nos hicimos tanto daño hasta el final.
y no encuentro culpables, si tu
por apuñalarme o yo por dejarme
asesinar...

jueves, 27 de septiembre de 2007

Cartas de un Asesino I

¡Oh, pobre niño aquel que siendo huérfano de padre y madre ha tenido que enfrentarse a los crueles destinos que la vida preparó para él!!!

Algunos me llaman loco, pero… ¿En verdad lo estoy? No lo se, primero respondan a la siguiente pregunta ¿Qué significa estar loco?
Aun recuerdo aquellos momentos cruciales en los que tuve que tomar la decisión que sin saberlo, cambió el curso de mi vida por siempre. Tomando en cuenta que mi infancia fue demasiado tranquila pues siempre fui un chico serio y muy poco sociable, lo cual fue un motivo de preocupación por parte de mi madre quien algunas veces intentó hacerme relacionar con otros chicos de la escuela, pero mi falta de interés la llevó a rendirse en poco tiempo, y es que simplemente ella no comprendía que me aburría de todo fácilmente.
Nada en la gente me agradaba o captaba interés alguno.
Esa noche estrellada, hace alrededor de quince años, es el recuerdo más vívido que tengo en la mente y que viene a mí cada vez que lo necesito: el llanto de mi madre, tendida en el suelo de la cocina de nuestra pequeña casa, se escuchó desgarrante hasta mi habitación escaleras arriba.
Escuché su voz, supuse que se trataba de otro de los pleitos que sostenía con mi padre, por curiosidad bajé las escaleras silenciosamente hasta llegar a la sala, desde donde alcancé a ver los frenéticos brazos de mi padre caer sobre el ya muy masacrado cuerpo de mi madre. Ella lloraba, suplicaba. Pero él, cegado por el coraje y la bebida, no paró de azotarla.
Algunas veces en el pasado, justo después de arribar a casa y de haber estado bebiendo en la cantina local después del trabajo, la había golpeado por alguna razón que yo desconozco aun, y cuando yo traté de ayudarla, los puñetazos se iban hacia mí hasta dejarme inconsciente. Siempre fui tan inútil y débil para ayudar a aquella mujer que me había cargado por ocho meses y medio en su vientre. Usualmente todo terminaba en cuestión de minutos, pero esa fatídica noche de hace quince años no fue así, duró más de la cuenta.
Por un momento me pareció que ella me miraba, con esos ojos tiernos con los que siempre me decía: te amo, hijo. Su rostro lleno de sangre...
Entonces ocurrió, una voz dentro de mi mente me habló, murmuró palabras extrañas que no comprendí al instante. Pero una sensación invadió mi sangre acelerándola incontrolablemente, nubló mi mente, como si perdiera la razón.
Tratando de hacer el menor ruido posible, me encaminé hacía el pórtico de la casa, donde encontré una barra de metal de noventa centímetros de largo y tres pulgadas de espesor. Lo tomé sin vacilar y volví de nuevo al interior de la casa.
Miré el cuadro de violencia que se presentaba ante mis ojos, una vez más, recibí un impulso de furia incontenible, siendo tan solo un niño de ocho años. Cerré mis manos con fuerza sobre el arma, acaricié su textura rasposa y la amé en ese instante.
Mi padre no se dio cuenta de lo que ocurría detrás de él, ni cuando observé por primera vez ni cuando regresé con el arma empuñada y lista, con mi mente nublada por un estupor mortecino dirigido solo hacía su persona. El primer golpe alcanzó la mitad de su espalda, provocándole gran dolor al contacto en seco del metal. Se volvió hacia mí para fulminarme con su mirada.
“Pequeño Bastárdo”
No tuvo tiempo de moverse o defenderse antes de que el segundo golpe, atinando en su cabeza, le azotara terriblemente tras lo cual cayó al suelo con el rostro cubierto de sangre y maldiciendo.
Su dolor alimentaba mi inocente motivación homicida.
Me posé lentamente frente a él, dejé que me observara por unos momentos mientras en mi mente resonaba una vieja cantata de Blues, que escuché alguna vez en la radio. Sentí ganas de bailar ahí mismo.
Le golpeé de nuevo, su rostro desfigurado por el impacto chocó con el piso, desparramando grandes cantidades de sangre, manchando las paredes blancas de pequeñas gotitas color rojo, dejando un mapa celestial parecido a las noches estrelladas de verano. Extendí mis dedos para tocar el líquido escarlata y lo unté sobre mis labios. Entonces me di cuenta que me encontraba eufórico, tremendamente excitado.
Después de un frenético grito al aire, dejé caer sobre el aun vivo cuerpo de mi padre, docenas de golpes, quien trataba de gritar, de pedir auxilio. Con los impactos más gotitas de sangre mancharon mi rostro y mi cuerpo. Escuché claramente el crujir de sus huesos con cada caricia de mi arma casera, hasta que terminé exhausto en el mismo suelo que él.
Acababa de asesinar a mi propio padre.
No había temor ni remordimiento de conciencia en mi pequeña cabeza, solo placer, extraño y dulce placer. La vieja cantata aun resonaba en mis oídos y en ese instante contemplé delgadas líneas escarlata en las paredes y los muebles de la cocina. ¡Que desastre!!!
Mi padre murió casi al recibir el quinto golpe, el resto de ellos fueron solo por la excitación de sentir sus viseras desgarrándose y su cráneo desquebrajarse.
Mi madre ya estaba muerta cuando todo hubo terminado.
Pero ese pequeño pasaje de mi infancia no es la razón por la cual escribo esta carta, pues mi victima actual se encuentra debajo de mí, aun llora y suplica que la deje vivir. Sabe que morirá esta noche, quizá lo sabe porque se lo dije al oído lentamente mientras le arrancaba los dedos de sus pies y los cauterizaba con un cuchillo ardiente que tomé de su cocina. Sus manos se encuentran amarradas con una soga muy apretada.
Shelly… ese es su nombre, me lo dijo mientras bebíamos un vaso de vodka.
La encontré por casualidad en uno de esos bares de moda, sus enormes ojos azules me cautivaron, haciendo que mi pulso aumentara abruptamente de un momento a otro. Es hermosa… demasiado hermosa para seguir viviendo.
Me ha gritado demente en varias ocasiones, no me agrada, no estoy tocado ni loco. No es la primer victima que me lo escupe directo al rostro. Cuando eso ocurre solo sonrío al escuchar su desesperación. Si estuviera loco, no conocería la naturaleza de mis actos, pero estoy conciente de lo que hago, perfectamente conciente. Lo disfruto mucho. Calma mis ansias y mata el tedio que me corroe a veces. Por lo tanto no estoy loco.
Pobre Shelly, estoy sentado sobre su abdomen, haciendo pesada su respiración, mi pluma toma su tinta de una herida que abrí en su pecho. El filo ardiente acaricia su tierna y blanca piel, es entonces cuando la vieja cantata de Blues resuena de nuevo y me dice que ya es tiempo de comenzar a divertirme…
Oh pobre Shelly, desdichada muchacha que se atravesó en mi camino…
Y ahora forma parte importante en mis memorias…
Me despido por el momento, estaré ocupado un rato, pero pronto volveré a abrir este diario y escribiré algún arrebato de placer digno de ser escrito.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Empapame de Ti

Desnúdate, déjame tan solo verte,
Cuando nuestros ojos se encuentren
En un torbellino de miradas repletas de
deseo, que han de condenar nuestras almas
Al infierno.
Déjame tan solo saciar este
Apetito que me nubla la razón.
Empápame de ti… dulzura incontenible.
Lléname con tu miel los labios
Que recitan tu nombre a cada instante.
Osadía eterna tan solo pensar en ti…
Tus brazos son mi condena de muerte,
Mas aun así, cometeré la imprudencia.
Me adentras en un laberinto sin final
Cada vez que me llamas, que pronuncias mi nombre,
Cuando dices: te necesito.
Y yo de nuevo acudo a ti…
Mientras él se va de casa y yo me adentro
En el espacio vacío que deja en tu corazón.
Adórame, bésame, muérdeme, despacio y con tiempo
Empápame de ti…

"Oh Dulce Venuz, lucero crepuscular... ven y besame, amame en estos tiempos de oscuridad..."

¿Te acuerdas de mi?

Hola, ¿Te acuerdas de mi?
Quizá me reconozcas
Hace algún tiempo yo te pregunté:
¿Puedo mirarte a los ojos?
y luego agregué:
Es que en ellos puedo mirar
Un ser tan radiante
Y cálido como el sol.
A través de ellos puedo entrar en
Un abismo del que quizá no podré salir.
Lo se muy bien, estoy consciente
De las consecuencias.
He matado horas preguntándome
¿Como es que Dios ha caído en la locura?
Dejando caer un ángel de su cielo, uno como tu,
justo al lado de un demonio como yo.

¿Podrías repetirme tu nombre otra vez?
Es que tu voz me recuerda el canto de las sirenas
Que se escucha allá en el lejano océano.
Jamás escuché algo tan hermoso en mi vida.
Hace ya tiempo que me enamoré de ti,
Me lo ha dicho el corazón cuando te vi.
Y a los sentimientos no se les pone en duda alguna.

Disculpa mi osadía,
¿Te puedo besar?
Recuerdo que una vez tú lo hiciste.
El dulce sabor de tus labios
Me envolvió entre delirios e ilusiones.
De creer que podrías trascender,
De soñar que alguna vez
Estaríamos tú y yo abrazados
Bajo la lluvia del verano.

Tan solo dime ¿Te acuerdas de mi,
como yo me acuerdo de ti?

miércoles, 15 de agosto de 2007

Rubia en Azul

Se adentra en tu habitación,
Lentamente y asesina, vestida de azul.
Sus labios te llaman, empapados con
El veneno de tu perdición.
Tu recostado ahí, en tu celda húmeda,
Acompañado tan solo por tus pensamientos
Y tu soledad, quienes te aconsejan,
Cual compañeros de cuarto, tómala en tus
Brazos… Hazla tuya.
Un aroma dulce te alcanza el alma,
y aun por mas que intentes negarte
tu cuerpo se rinde ante ella…
Tu mente se nubla, se pierde en un remolino
de pensamientos que no importan ya,
solo observas a través de su alma transparente
y deseas perderte en su infierno de cristal.
La dama en azul te besa el alma herida,
Te hace olvidar las cicatrices del pasado,
Derrama lagrimas por ti mientras tu cuerpo
Se introduce en la nada, y ya no la puedes dejar…
Te pierdes en su océano infinito…


“Esta noche podria cortar mis venas y sangrar Vodka por mis heridas, es deliciosamente deprimente, con el mundo en calma en mis oídos... Carlos Garibay presente, para ustedes”

lunes, 6 de agosto de 2007

Primera Carta del Angel Oscuro

"Este es una pequeño fragmento del cuento que aun estoy escribiendo y pretendo imprimir. Espero que os guste a todos, si les interesa leer el cuento completo, no duden en pedirmelo, solo a cambio pido una critica sincera. Gracias!!!"

Es difícil comenzar a escribir… sobre todo cuando haz vivido miles de años y nunca lo habías hecho antes. Pensé que las palabras simplemente fluirían desde mi mente a través de mis dedos y convertirían la tinta sin forma en palabras escritas con un sentido propio. Cientos de dibujos que al unirse se convierten en los sentimientos mas íntimos de mi memoria, en los pesares mas amargos que nacen en mi interior. Mis dedos tiemblan, junto con la llama de la vela que ilumina este escritorio improvisado, en las profundidades de esta tumba húmeda, la cual se ha convertido en mi hogar.
Creí que la soledad sería mi única compañera durante mi eternidad, pero he encontrado mi propia mente, plasmada en este trozo de papel, ahora podré hablar conmigo mismo cada vez que lea de nuevo lo que escriba aquí.
Que amargo placer.
Quizá también estas palabras serán una conversación que escuchará alguien si llego a perder alguna de mis cartas y alguien más la encuentra. No lo se, ni siquiera se porque escribo. Soy nuevo para este arte y no se hacerlo adecuadamente. Mi instructor fue una pequeña niña de diez años, crecida en una familia de adinerados comerciantes y fabricantes de vino, el mejor de la región. Amy, mi pequeña y dulce Amy.
Me llenó de ternura al primer instante que observé sus ojos azules. Fue para mí más que una simple niña, lo fue todo en el tiempo que estuvo a mi lado… pero como todos los que tienen la desdicha de acercarse a mí, tuvo un fin temprano y horrible. Sufrió la peor de las muertes para una flor que apenas miraba los rayos del sol.
Al final, fue un intercambio justo.
Le entregué la compañía y el amor que nunca sintió después de la muerte de su madre y su abuela, le protegí de todo mal hasta donde pude y le hice sentir un amor prematuro antes de su fatídico final. Aun me siento culpable por no haberle rescatado a tiempo de aquellos crueles y miserables rufianes. Ella simplemente me sacó de esta tumba, me enseño lo que ella sabia del mundo moderno y me hizo sentir humano por primera y única vez en mi existencia.
Una lágrima ha paseado por mi mejilla al recordarla. Quizá no sea momento de hablar de eso aun…
Quisiera que esta carta, al ser mi primer escrito y en honor a su inocente memoria no contenga palabras terroríficas que describan aquella tragedia.
Las letras escritas por mi mano se ven corrompidas por mi pulso tembloroso. La noche esta avanzada ya, aun escucho los pasos de los cascos de los caballos arrastrando esos pesados carruajes fúnebres. El llanto de las viudas y de los huérfanos que sufren la pérdida de sus seres queridos se filtra a través de las paredes de piedra de esta tumba.
He contemplado una vez más el juego de plumas y los frascos de tinta que mí adorada Amy me obsequió semanas antes de su deceso. Le dije que me seria imposible aprender a escribir igual que ella, pero insistió, así que tuve que conservarlas, con el pensamiento tonto de que tenía una larga vida por delante y que nunca dejaría de verla.
Así es el verdadero mundo mortal, cuando menos lo esperas la vida se te esfuma de las manos, sin saber si lo que hiciste estuvo bien. Aun que la única manera en que yo puedo saberlo es como siempre lo he sentido, viendo como todos a mi alrededor mueren y me dejan solo de nuevo.
Yo soy inmortal, nunca moriré por las inclemencias del tiempo o por alguna enfermedad. Soy un ángel atrapado en un cuerpo material, mis alas oscuras han sido un estorbo tanto ahora, como lo fueron en el pasado, cuando eran temidas por la corte celestial. No conozco a Dios ni he escuchado su voz. Estuve en los jardines de edén una vez sin saber que jamás volvería a ese hermoso lugar.
Siento frío, las ropas que ahora visto están húmedas y roídas. El largo saco negro y la capa se encuentran colgados en la pared detrás, junto a la verja de metal oxidada. Mi camisa blanca ha perdido su brillo. Mi cabello largo está amarrado por un suave listón de seda negra, ha permanecido ahí desde la última vez que ella lo colocó. Se molestaba al ver mi cabello desaliñado.
No recuerdo detalles de aquellos días pasados, en los que caminaba sobre la faz de la tierra, portando una armadura y una espada. En mi memoria solo hay vagos recuerdos de un amor y una traición. El mundo de los hombres ha nublado mi mente, el vino y el opio me anestesiaron cuando lo necesité, el calor del cuerpo de las mujeres me extasió tanto que olvide mi verdadero origen. No puedo volar más, no puedo blandir mi espada.
Soy un ángel perdido, quizás olvidado.
Mis hermanos ya no están, murieron durante la guerra. Yo los maté a todos y pagué el precio por tal acción, ahora lo se. He cometido tantos errores como mi propio padre. Aun queda el eco de un rostro en mi mente, o quizá solo son alucinaciones, me parece imposible que así sea, pues ella viene cada noche y resguarda mis sueños. Me abraza y canta para mi en la oscuridad. Astrid, si, ese es su nombre. Es como un hada celta que me cuenta historias fantásticas.
Yo la asesiné también.
Me traicionó, clavó un puñal en medio de mi espalda y me entregó a mi peor enemigo, así fue como perdí la guerra apocalíptica que comencé. Pero luego, por alguna razón volví de la tierra de los muertos a cobrar mi venganza. Murió tranquilamente entre mis brazos mientras me decía cuanto me amaba después de todo, antes de apuñalarla… la besé con el alma en los labios.
Ahora que lo pienso, esa aventura tuvo frutos, soy padre. Mi hijo me odia, tanto que intentó matarme en varias ocasiones, antes de saber quien era yo, pero aun así es tan igual a mí que volverá a intentarlo pues no dejará impune la muerte de su madre.
Ahora me río de mi estupidez. No se donde están, no se donde esta nada. Me he confinado a permanecer en este lugar para siempre, abrazando a mi soledad.
Hay mucho ruido allá afuera…
Seguramente vendrán a enterrar otro cadáver putrefacto.
He perdido la paciencia, el llanto de las personas afuera me desconcentra, no consigo adentrarme en mis recuerdos. Me detendré por esta noche. Visitaré a esas pobres almas en pena y me alimentaré de su dolor. Pero más aun… soñaré con ella, con mi pequeña Amy, donde quiera que estés, lo siento tanto.
Esta noche derramare otra lágrima para ti.

jueves, 12 de julio de 2007

Tiemblo

El aire frío entra en mi cuerpo,
Puedo respirar dolor,
Mi mente se congela al tiempo
En que mis venas se revientan.

Lagrimas de deseo desgarran mi piel…

Aun mis labios pronuncian tu nombre
En un murmullo al viento.
Mis dedos tocan tu piel y la sangre
Que aun queda hierve en mi interior.

Tiemblo como un niño en medio de la guerra…

Todo acabó… se que estoy cayendo
Y que todo terminó, pero aun
Me quedan fuerzas suficientes
Para odiarte… para este odio inmenso.

¿Te has tomado la molestia de escuchar mi silencio?
Mira bien donde pisas, es la tierra
Bañada en sangre después de la lluvia de llanto.
¿Te has tomado la molestia de vivir mi muerte?

Abrázame mientras tiemblo
Siente mi piel mientras está tibia.
Bebe mientras vivo,
Vive mientras muero.

No soy más que una sombra que ha perdido su luz…

Déjame disfrutar del placer
Agonizante de mi decadencia.
¿Te haz tomado la molestia de disfrutar mi dolor?
¿Acaso sientes mientras tocas?

Te odio mientras mi alma cae…
Aun tiemblo mientras muero…

jueves, 5 de julio de 2007

Condenado

No tengas miedo, no te haré ningún daño,
Solo quiero un poco de compañía, de calor humano.
He estado solo desde que soy lo que soy.
Dicen que mi nombre está maldito y que por
Mis venas corren furiosos torrentes envenenados
De sangre impura.
Mi alma pertenece a las sombras, en las que
Persisten demonios como yo, incansables…
Sedientos…
Se que no puedes creer lo que soy,
Que para ti y tu gente soy un ser irreal,
Salido del romanticismo antiguo.
Pero confía en que es mejor así.
¡No huyas!!!
Ven a mi lado, dime como soy, ¿Qué ves en mí?
Ha pasado ya mucho tiempo desde
La última vez que vi mi reflejo en el agua,
Antes de que el sol me condenara a muerte
Si tuviese la osadia de mirarle.
Estoy privado del hermoso amanecer y del
Dorado atardecer.
No me preguntes que soy ni como sucedió.
Jamás lo comprenderías.
Estoy condenado a vivir por siempre en la oscuridad.
Ven a mi lado una vez más, abrázame y no me dejes.
Quiero escuchar tu respiración al unísono con la mía,
Sentir en mí el calor de tu cuerpo, de ese cuerpo
Lleno de vida.
No digas nada, no es necesario, solo hazme sentir
Humano por última vez, déjame recordar la sensación
De estar vivo.
¡Oh amiga mía!!! Ayúdame, escucha mi plegaria.
Solo un favor más, con el filo de esa espada libertadora,
Haz que se detenga este dolor ancestral,
Acaba por fin y de un tajo con este vació. Que me ha
Acechado durante tanto tiempo:
¡Gracias!!!

Tengo tanto miedo de no sentir dolor... pues de lo contrario
no sabré si estoy vivo o estoy muerto... By Carlos Garibay

No Hay Paz

Hermano mío, hoy recibo
En mi cuerpo las balas que
Llevan tu nombre escrito.
Siento frío y tus palabras
Llenas de aliento fraternal
Se que no me salvarán…

No hay guerra sin un anhelo de paz
No hay paz sin un espíritu de guerra.


Derramo en suelo enemigo mi sangre
Y con ello toda una vida de lucha
Que llega a su fin.
Caminaré por un sendero de tinieblas
Sin reconocer nunca la tranquilidad,
Pero no temeré…
Pues ahora tú combates en mi nombre
Con enfebrecido coraje al enemigo
Y la derrota no llegará nunca a
nuestros corazones que una vez latieron juntos
Al son de un mismo sueño.

No habrá sangre sin una justicia ciega
No habrá justicia sin sangre derramada.


No llores más por inocentes caídos
Que una nación se nutre con las almas
De su gente que ya ha perecido.
No he muerto para convertirme en mártir
Es solo que he peleado sin una medalla,
Para morir hoy por ti.

"No hay paz... y nunca la habrá..." by Osiris

domingo, 1 de julio de 2007

Extraña y Desconocida

Oh dulce pena, que me llevas en tu espalda,
Unido a ti como una sanguijuela hambrienta
De amor, de inspiración, de un poco de dolor…
Eres una belleza de piel mulata que me atrapa
Con un dulce beso lleno de lucrativa intención
Un amor fugaz con trágica terminación.
Te encuentro bajo un manto estrellado
Y me entregas sin reproches una caricia amarga
Por la que pronto habré de pagar.
Hoy escribo para ti, tan solo líneas vacías en papel,
Llegas cuando quieres y te vas sin decir nada
Tú, ramera mentirosa y caprichosa.
Hoy haz abierto mi frío corazón,
Te adentraste en una profunda oscuridad
Y no pudiste ver nada más.
Desvistes tu cuerpo ante mis ojos
Buscando hipnotizar mis sentidos
Para hacerlo parecer menos inmoral.
Solo imagina que no soy yo…
Esta noche de intereses encontrados
Y sentimientos mal correspondidos…

jueves, 28 de junio de 2007

Duerme Ahora

El fuerte olor del incienso me llena el pensamiento,
Y el llanto de la muchedumbre por doquier perturba
Mis oídos. No comprendo lo que pasa
¿O es que me niego a hacerlo?
Mientras tanto te veo ahí tendida con tus manos
Recargadas en el vientre vacío, sobre un lecho
De rosas que crecieron para ti, para verte sonreír.
Me acerco a tu lado lentamente, temo arrancarte
De tus sueños con mí agitada respiración.
Te beso en la frente y después en los labios,
Como el príncipe campeador a su princesa al
Volver de largas batallas en el extranjero.
Aun contengo mi respiración.
Una lágrima de alegría corre por mi mejilla
Y se desprende del filo de mi cara para
Acariciar la tuya, esa lagrima se congela en
Su corto recorrido.
Acaricio tus manos frías y un suspiro brota
De mi pecho al sentir el tacto de mi bella amada.
La pesada puerta de madera que encierra nuestra
Privacidad impide a las miradas curiosas ver nuestro amor.
Estamos solos al fin, sin el bullicio exterior de las
Multitudes hipócritas y aun así no me hablas,
Continúas en tu letargo soñoliento, no abres tus ojos
Para mirarme y darte cuenta que estoy a tu lado,
Que he cumplido mi promesa de no dejarte nunca.
Las cuerdas de mi garganta vibran con fuerza para formar un:
“Je vous aime” directamente a tu oído.
Continúas ahí postrada en nuestro lecho nupcial.
¡Mírame!!!
Maldigo infestado de celos a los ángeles y arcángeles y
Así mismo a su creador por no dejarte mirarme y
Devolverme un beso prohibido.
¡Eres mía y no de ellos!!!
Y ni siquiera te permiten acariciarme, que infamia.
Hay aun tantas cosas que deseo decirte, mas no me escuchas.
Mis dedos se deslizan sobre tus montañas maternas
Y mi cuerpo se posa sobre el tuyo, lleno tus labios
Con un beso robado y no compartido.
Te despejo de tus inmaculadas vestiduras y me adentro
En tu ser, tus paredes heladas lastiman mi piel, me hacen sangrar.
¡No me importa!!! Eres mía y yo de ti.
La sustancia blanquecina vital se desparrama por doquier
Y sus células mueren en tu interior, mientras yo vuelvo
A besarte sin recibir nada a cambio.
Me alejo lentamente de tu cuerpo dándome cuenta de que
No volverás, tu cuerpo inerte no contiene tu alma
Y el corazón dentro de tu pecho no palpita.
Yo digo Adiós, sin recibir una contestación
Al amor que te profeso.
Celoso estoy tan solo de pensar en esos gusanos
Inmundos que roerán tu piel y borrarán los besos
Que dibujé en ti ¡No lo permitiré!!!
¡Eres mía y no de él!!! Yo te reclamo.
No te entregaré a la inmunda tierra que te absorberá
Y con eso perderte para siempre.
En caso contrario seré yo quien absorba tu ser,
Mis dientes quienes desgarren tu carne y arranquen tu piel.
Dentro de mi cuerpo estarás hasta el día en que pueda
Seguir el mismo camino que hoy, has emprendido tú.
Duerme ahora, amada mía, yo te protegeré,
Porque eres mía y no de él.

Perversidad

La perversidad es la mas bella de todas las virtudes...